sábado, 7 de octubre de 2017

Pabellón Argentino en la XV Bienal de Arquitectura de Venecia, Italia. Convocatoria Nacional CPAU - SCA - FADEA. Primer Premio.



 “En realidad la arquitectura no me gusta, me gusta hacer arquitectura, que no es lo mismo.
Me gusta experimentar, me gusta hacer lo que no hay.”

Entrevista a Rafael Iglesia, ARQ



Arquitecturas, modos de hacer y habitar; poéticas que abrevan memorias del futuro.
Arquitecturas, que en mayor o menor medida son experimentos, experiencias vitales de posibles.
No abstracciones; lo ya conocido, lo que ocupa formalmente el centro.
Arquitecturas que se extienden en una línea imposible: en el territorio quimérico de la Pampa.

En definitiva, mestizajes americanos, arquitecturas que advienen desde la frontera, no sólo física, también del pensamiento
  


El pabellón argentino para la bienal de Venecia es una instalación que retoma el sistema de entramado de vigas del edificio Altamira de Rafael Iglesia y lo regresa a su estado inicial, al sistema constructivo y materialidad que le dio origen: la madera. También retoma las investigaciones de la escalera de madera de la casa Del Grande y los ejercicios experimentales realizados por Jorge Scrimaglio y sus estudiantes en la capilla del Espíritu Santo del Hogar Universitario Femenino.

Los listones conforman vigas que se van apoyando unas con otras creando variadas configuraciones y espacialidades para albergar la muestra argentina. Toda la estructura trabaja en forma solidaria transmitiendo un espíritu de unión y convivencia entre los múltiples y variados actores en una obra de arquitectura.

 


En la repetición de fórmulas exitosas se perpetúa lo conocido, lo que ya está, lo que funciona. Es en la experimentación donde surgen nuevos espacios y formas, originales y creativas maneras de ir más allá de lo conocido. Apuntar a no conformarse sólo con un ámbito académico teórico, ni construir por construir, sino intentar llevar diariamente lo nuevo a la obra, acercándoselo a la gente, para que lo viva y sienta, para mejorarle un poco más su calidad de vida. Tiene que ver también con enfrentarse al conflicto, para llevar al extremo eso que tanto le gustaba sentir a Rafael Iglesia: “hacer lo que no hay”






Las tramas abiertas generadas por los listones de madera permiten vivenciar la muestra siempre con perspectivas tamizadas del magnífico interior del Arsenal.

Como decía el maestro Frank Lloyd Wright, “un edificio es la inspiración de un sitio”; las estructuras de madera retoman el entramado de vigas del techo del Arsenal y lo despliegan espacialmente recreando una atmósfera inicial… Exploran en la memoria del sitio, en aquellos antiguos esqueletos de navíos que se solían experimentar y construir allá por la Edad Media, en este mítico astillero veneciano.

 
Los módulos de madera de tramas horizontales (horizonte pampeano) son pequeños ejercicios, ensayos, que surgen de la insistente manipulación de un único elemento, un listón de 4´x 4´; llevando más allá sus posibilidades formales y espaciales. Mediante trabas se resuelven los paneles de las muestras, bancos de descanso, pequeñas ménsulas para soportes de folletería y catálogos.
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La muestra se desplegará entrelazada en laberínticas estructuras autoportantes de listones de madera, sumergiéndose en una atmósfera de  laberintos borgeanos, conteniendo todo nuestro universo de exploraciones arquitectónicas.
Proponemos llevar a Venecia obras argentinas que hayan logrado a través de la experimentación y la exploración en lo cotidiano ir más allá de la norma. Obras que hayan conseguido un plus en encargos de bajo presupuesto y quizás pocas pretensiones de arranque. Que hayan podido ganar la batalla diaria contra los códigos, la falta de recursos económicos, las condiciones fluctuantes del país, los tiempos y las exigencias del mercado, a través de la inteligencia, la intuición, el trabajo y el talento argentino para lograr una Arquitectura singular, surgida de lo más profundo de nuestro pensamiento y de nuestra tierra, que mejore la vida de la gente y  que abra nuevos horizontes.










Experimentar las poéticas desde la frontera, es experimentar zonas no exclusivas y de confort, de la única definición, de la tiranía de la idea o del concepto.
Experimentar las Poéticas desde la Frontera es experimentar la diferencia.
Como dice el pensador: “memorias del futuro o este futuro que busca recordar su sentido”.
Ese es el atributo de la misión poética, que no es una fuga romántica de la realidad como las visiones del frente informan, sino una auténtica experiencia en zona de frontera.
Esa es la radicalidad de lo poético.

Frente a los purismos binarios, reduccionistas abstractos, miradas totalizantes del centro —también de la disciplina— paisajes de la errancia, brumas de lo no cosificado y la barbarie, poéticas de la diferencia.
Arquitecturas que se extienden en una línea imposible: en el territorio quimérico de la Pampa. Implicados en la construcción de nuevos sentidos, lo por conocer, que es brumoso en su in-finición—in-definición, paisajes construidos desde nuestro suelo cultural; poéticas de la tierra y el vacío.

Frente a las totalidades objetuales cerradas, asociaciones inductivas, poéticas de lo inacabado y del fracaso.
Cosas en el espacio y no objetos puestos en el espacio, poéticas del espacio y el tiempo.
Lo auténticamente contemporáneo, nuestro tiempo y lugar, abrevan en las fronteras de lo no conocido, de lo contaminado, poéticas del mestizaje y el misterio…




Pabellón Argentino, 15º Bienal de Arquitectura de Venecia.
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Cancillería Argentina

Curador: Atilio Pentimalli
Dirección artística: Alejandro Vaca Bononato
Equipo de proyecto: Ana Arlia
Colaboradora: Camila Urani
Fotografías: Luis Falduti, Silvia Pondal, Andra Avezzú, Gian Luca Giordano.
Lugar: Arsenale, Sale d’Armi